Si algo hemos aprendido en nuestros viajes por el mundo es que ni se le da la misma importancia al dinero, ni el valor económico que tienen las cosas es el mismo en todos los lugares. Por norma general, en los países occidentales, el precio viene determinado por una compañía o por el mercado que es inamovible, y la persona con la que se trata para comprarlo no es más que un intermediario con un sueldo fijo, por lo que el interés por vender no va más allá de un incentivo o una palmadita en la espalda del jefe. Pero hay otros países en los que no es así, toma nota a estas normas básicas para regatear por el mundo que te contamos a continuación.
Hay muchos otros países, sobre todo en el norte de África y en el sudeste asiático, donde la forma de comprar varía y depende de la capacidad de diálogo entre el vendedor y el comprador. Aquí la habilidad del regateo será esencial para llevar a cabo una buena compra, no sentirse timado y adquirir el objeto de deseo a un precio razonable.
En estos países, el precio no está previamente prefijado, más allá de un tope que solo el vendedor conoce, y a partir del cual dejará de prestarte atención cuando regateas. Así que una buena compra, para el turista, será la que consiga acercase lo máximo posible a ese límite desconocido. Para conseguirlo, hay que tener en consideración una serie de normas para regatear por el mundo que trataremos de desarrollar en este artículo. Y si buscas un viaje de aventura, descubre todos los que te ofrecemos en Paso Noroeste.

Regatear por el mundo, ¿qué tener en cuenta?
Toma nota de estas normas y consejos que te contamos a continuación, gracias a ellos regatear por el mundo no será algo complicado y por lo que tengas que sufrir, estamos convencidos de que harás todas las compras que quieras y llevarte unos cuantos souvenirs a tu casa de vuelta.
Convéncete de que es lo que hay que hacer
A la hora de regatear por el mundo, la primera barrera que hay que romper es reconocer que esta actitud es tan normal para los ciudadanos de estos países como lo es para nosotros mirar el precio y pagar sin rechistar. Ellos no entenderán que compres algo sin discutir el precio, si lo haces se llevarán riendo de ti una semana. Así que acostúmbrate lo antes posible a esta forma de hacer las cosas, convéncete de que el precio que te ofrecen es superior al que debe pagarse, asimílalo e interiorízalo. Tranquilo, no estás engañando ni aprovechándote de nadie. A partir de aquí, ya puedes comenzar a conocer las prácticas y técnicas para llevar a cabo un buen regateo.
Pero ¡cuidado! No todo es susceptible de ser regateado, algunas de los bienes que puedes adquirir, como, por ejemplo, la comida. Aunque no estén marcados, el precio que te pide el propietario del puesto o restaurante es inamovible, y querer regatear esto supone un insulto. La confianza, en estos casos, debe ser total, y es que con la comida no se juega.
En cualquier caso y como regla general, el precio de salida en el regateo debe ser algo menos de la mitad, para ir subiendo a medida que el vendedor vaya bajando.

La prisa mata, amigo. La paciencia en el Norte de África
Es muy posible que insistiendo puedas llegar a sacar cualquier producto a un 50 % menos de lo que te proponían en un principio, pero para llegar a este resultado la paciencia es el don más preciado.
El mercader en países como Marruecos parece que no tiene interés en vender, la paciencia es la mejor de las herramientas en estos casos. De hecho, una de sus frases más repetidas es “La prisa mata, amigo”, con lo que quieren decir que no hay por qué precipitarse en ninguna compra. Tómatelo con calma, sigue buscando y comparando, que yo no me voy. En estos mercados no hay competencia, no existe una presión especial por quien va paseando y mirando alfombras, lámparas o especias, si no compras tú, ya comprará otro, y a quien le compres bueno es porque puede ser de la familia.
Si entiendes esto, ya llevas algo ganado al enfrentarte a estos vendedores, ya puedes utilizar esta forma de vender a tu favor, lanzar un precio por debajo de la mitad de lo que te piden, esperar la negativa, seguir tu paseo y volver al mismo puesto ofreciendo un poco más, sin que te vea con ganas, pero con cierto interés, para que sepa que vas en serio y conoces el juego.

En el lejano oriente todo se regatea
En Marruecos y en el resto de países africanos y del cercano oriente, puedes llegar a reducir el precio que te proponen hasta la mitad, depende de las ganas y el tiempo que te apetezca pasar en estos zocos. Pero en lugares como China, los precios suelen ser desmesuradamente altos, por lo que el regateo puede llegar hasta el 90 %, y es una práctica que puede realizarse en cualquier lugar y por cualquier objeto o servicio, excepto, como cabe imaginar, en los grandes centros comerciales donde los productos están etiquetados.
Los mercados o mercadillos chinos no suelen estar al aire libre, como norma general se encuentran agrupados en puestecillos que venden la misma mercancía y en edificios de varias plantas, por lo que puede desorientar al turista. No te preocupes, no es un centro comercial, pero el ritmo y la forma de venta no es el tranquilo y relajado que se localiza en el continente africano y en la cultura árabe.
En los mercados chinos y orientales el tipo de venta es bastante más agresivo. En estos espacios no es difícil encontrar varios dependientes encargados de captar clientes. Si quieres les prestas atención, y si no quieres, no. Aquí todo el mundo coge lo que le interesa, lo mira y los suelta sin problemas. Si te interesa, lanza un precio muy por debajo de lo que indican, aquí el combate aumenta el nivel, por lo que prepárate para escuchar de todo y llegar a pensar que la cosa se pone violenta, no te preocupes, no es así. Sigue peleando por el precio que crees, recuerda intenta bajar como mínimo a un 50 o a un 60 %, pero no desfallezcas. Si te divierte la contienda, tienes que saber que hay posibilidades de seguir reduciendo el precio.

Saber diferenciar dónde hay que pelear más o menos
Algo que también debemos considerar en relación a discutir el precio con mayor o menor intensidad es importante, ya que no debemos pecar de ser rácanos ni tampoco hay que picarse con el vendedor ni tomárselo a un nivel personal.
No tenemos que hacer perder el tiempo al vendedor ofreciendo una cantidad ridícula, eso repercutirá negativamente en nosotros. No es raro que los mercaderes se hagan señales entre ellos, marcándonos como indeseables y cerrándonos las posibilidades a cualquier venta que sí nos interesa.
Tampoco te pongas violento con el vendedor porque creas que él se ha puesto así primero. Puede, tal vez, que esta sea la forma de vender y sea lo normal, si no te gustan sus formas vete y busca a otro más agradable.
Tampoco merece la pena discutir por una cantidad mínima, sé razonable y honesto, puede que, para ti, por el tipo de moneda, se esté discutiendo por una diferencia de 5 céntimos, mientras que para ellos esta cantidad pueda ser significativamente mayor.

La mejor estrategia, la simpatía
Por experiencia podemos asegurar que la mejor manera de ganar en los regateos es caerle bien al vendedor. Si bromeas con él, tienes algún detalle, ayudas a venderle algo o simplemente aprendes algo gracioso en su idioma, serán puntos favorables para que sea más fácil y divertido conseguir buenos precios.
Marcar la diferencia con el resto de compradores puede ser el mejor argumento para que tenga una deferencia contigo y sea más rápido conseguir un descuento. En este sentido, la interpretación, ser un poco teatrero, puede resultar de gran ayuda, pues puede levantar sonrisas cómplices.

Pequeñas mentiras
Pequeñas mentiras como decir que en otro puesto te han ofrecido lo mismo por la mitad también es válido. También podemos mentir un poco en los objetos que ya hemos comprado si queremos comprar algo parecido; se lo enseñamos y le reducimos el valor de compra para que sepa que somos buenos jugadores y conseguimos buenos precios, de ese modo, bajará más rápido.

Estás interesado, pero no mucho
El vendedor debe ver en ti el suficiente interés para comprar, pero también la convicción de que no te es necesario y esperas un mejor momento. Aunque te guste mucho y estés loco por comprar algo, nunca, en ningún caso, debes demostrárselo al vendedor. Procura señalar otro objeto primero más caro, después interesarte por otro y, por último, coger el que realmente te interesa, con desgana, preferiblemente, como diciendo…. Me quedo este porque los otros cuestan demasiado. Con toda seguridad, el precio que te ha dado por este último ya irá reducido.
Una vez que sabes que ya va con descuento, comienza la partida del regateo. Guarda la carta del regalo para rebajar al final, si es para un regalo, el turista no suele gastar mucho dinero y eso todos lo saben.

Comprar a primera o a última hora
Este es uno de los mejores consejos que podemos seguir a la hora de regatear por el mundo. No suele fallar que al principio del día están más predispuestos al regateo, con mejor humor es más fácil conseguir una buena compra que para ellos puede significar su primera venta de un buen día. En algunos lugares está muy mal visto dejar escapar, por superstición o por educación, al primer cliente, por lo que se conseguirá un buen precio sin demasiados esfuerzos. Comprar a última hora también es una buena idea, todos querrán cerrar el día con una venta, con lo que también se encuentra mucha predisposición a vender más barato.
Ahora que ya conoces las normas básicas para regatear por el mundo, estamos convencidos de que en tus viajes no tendrás ningún problema. Y si quieres viajar por el mundo, descubre los viajes de aventura que te ofrecemos en Paso Noroeste, una gran variedad de destinos alrededor del mundo con los que conocer lugares increíbles y culturas únicas que no olvidarás.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!